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Cuando llega la primavera, Patricia Meier espera ver caras conocidas que vayan a trabajar a su granja de Burleson.
Necesita solo cuatro peones que se encarguen de cortar el heno, sembrar y manejar los tractores en el rancho donde cría caballos y vende heno.
Pero para hacer ese trabajo, Meier ha tenido que buscar más allá de la fuerza laboral estadounidense.
“En los últimos cinco años, ningún ciudadano estadounidense ha solicitado el empleo”, lamentó Meier.
Para operar su rancho, la dueña de M&M Arabian Enterprises ha tenido que recurrir a trabajadores extranjeros con visa H-2A, los únicos empleados del negocio de familia aparte de los administradores.
Esa categoría de visas permite a las empresas estadounidenses llenar sus faltantes de personal contratando temporalmente trabajadores de otros países, pero solo después de demostrar que no han podido encontrar trabajadores en Estados Unidos.
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El trámite es caro, complicado y lento, y somete a las empresas a una serie de auditorías que serían menos probables si emplearan a trabajadores estadounidenses.
“Esto en realidad es de último recurso”, dijo Anique Watson, vicepresidenta de Action Visa Assistance, una agencia de Wylie que ayuda a las empresas con los trámites de los programas de trabajadores temporales.
“Nadie viene a este programa porque sea una forma fácil y barata de conseguir trabajadores”.
Texas es el estado que ha generado más puestos nuevos en el país, con 51,000 en mayo.
Pero encontrar trabajadores para llenar esos puestos es un motivo de tensión entre el sector patronal y los funcionarios de gobierno.
El estado generalmente es el que tiene la más alta demanda de visas H-2B, la categoría no agrícola del programa de visas con la que los empleadores pueden contratar trabajadores temporales para trabajos como construcción, jardinería y hospitalidad.
Las limitaciones de los programas de trabajadores huéspedes no hacen más que perpetuar la escasez de mano de obra, se quejan varios empresarios del Norte de Texas, y eso perjudica la experiencia de los clientes, deja empleos sin llenar y hace aumentar los costos de mano de obra y la inflación.
Contra los trabajadores inmigrantes
En el transcurso de la última década, el senador de Texas Ted Cruz cambió su postura en torno a las visas para trabajadores huéspedes.
Anteriormente pugnó por elevar el límite de las visas H-1B, que se otorgan a trabajadores altamente calificados en campos como ingeniería, ciencia y salud.
Pero después arguyó que los trabajadores extranjeros son un peligro económico.
Durante la pandemia, Cruz y otros senadores republicanos pidieron al entonces presidente Donald Trump suspender la expedición de nuevas visas para trabajadores huéspedes por 60 días, y otros por un año, o hasta que el empleo volviera a sus niveles normales.
Organizaciones defensoras de los inmigrantes acusaron que con esa petición querían aprovechar la pandemia para promover la agenda del Partido Republicano para hacer permanentes las restricciones temporales a la mayoría de las categorías de visa.
El mes pasado, Cruz encabezó a otros legisladores para enviar un escrito a la Suprema Corte en contra del Programa de Capacitación Óptica, una iniciativa de visa del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que permite a los estudiantes extranjeros trabajar en Estados Unidos por hasta tres años después de graduarse.
Ese programa suele ser precursor de aspirantes a visa H-1B.
Cruz alegó que ese antiguo programa era ilegal y genera competencia para los trabajadores estadounidenses.
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La Cámara de Comercio de Estados Unidos, la National Association of Manufacturers y el Information Technology Industry Council fueron algunas de las entidades que defendieron el programa en la corte.
Entre 2010 y 2016, las áreas metropolitanas de la Costa Este y Texas fueron las que más recurrieron al programa de visas H-1B.
Dallas-Fort Worth estuvo solo detrás de la Ciudad de Nueva York en ese lapso, cuando las empresas del Norte de Texas recibieron 74,000 visas.
En los últimos 17 años, el número de puestos H-2A solicitados y aprobados aumentó de 48,000 en el año fiscal 2005 a unos 371,000 en el año fiscal 2022.
En Texas, el mínimo que un trabajador H-2A puede ganar es $14.87 la hora. El salario mínimo del estado es de $7.25.
No hay certeza de obtener visas
En el año fiscal 2021 Texas pidió casi 23,000 visas H-2B, superando a Florida por más de 8,000.
Texas sigue siendo el estado que más recurre al programa de visas.
Del 3 de octubre de 2022 al 31 de marzo de 2023 Texas pidió casi 16,800 visas de trabajo, según los datos del Departamento del Trabajo.
En el ejercicio fiscal 2022, USCIS y el Departamento de Estado expidieron todas las visas de inmigrante por empleo disponibles, el doble que antes de la pandemia, indica el reporte.
Andrew Bray, vicepresidente de National Association of Landscape Professionals, desearía que el programa H-2B operara como el H-2A, sin tope de visas.
Bray considera que el programa de trabajadores huéspedes está demasiado condicionado por la política en torno a la inmigración.
“En cierta forma nos han puesto entre la espada y la pared”, dijo Bray.
“Mientras hierve el debate sobre la inmigración —lo cual es desafortunado—, las visas para trabajadores huéspedes como la H-2B son puestas en la mesa de debate; pero las visas H-2B deberían ser consideradas un asunto laboral, no de inmigración”.
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